"Los secretos de familia pueden matar"

Una lealtad invisible nos lleva a repetir acontecimientos dolorosos que vivieron nuestros antepasados. Traumas de generaciones anteriores pueden heredarse sin contacto directo. Infobae América entrevistó a Evelyne Bissone, especialista en análisis transgeneracional

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"El inconsciente tiene buena memoria", revela Anne Ancelin Schützenberger en su libro "¡Ay, mis ancestros!". "Uno se puede tejer un cáncer a la edad que quiere", suele decir también esta prestigiosa analista, una de las más grandes psicodramatistas mundiales. De nacionalidad francesa, desde 1967 es profesora emérita de la Universidad de Niza.

Evelyne Bissone Jeufroy es la discípula autorizada de Schützenberger para trabajar en países de habla hispana en el análisis transgeneracional y, en la actualidad, la única que cuenta con permiso para difundir su obra. De nacionalidad argentina, y con una extensa formación profesional en Francia, Bissone Jeufroy ha pasado gran parte de su vida estudiando y trabajando en aquel país sobre esta temática. Su desempeño en el área de selección de personal en IBM en Francia y el trabajo con niños reveló su habilidad para detectar y tratar a personas que cargan con "secretos de familia". Éste es el diálogo que mantuvo con Infobae América:

¿Por qué repetimos situaciones vividas por nuestros ancestros?

Hay varios motivos, puede ser por fidelidad o por lealtad familiar inconsciente con una persona amada o importante en la familia. Otra razón posible es que algo no haya sido hablado. Si hubo un trauma, como un suicidio, un aborto espontáneo o provocado, un robo, una bancarrota o un reparto injusto de bienes hereditarios, y no se habló de ello, estos acontecimientos se van a volver a repetir hasta que alguien los trabaje y salgan a la luz. Los padres repercuten sobre los hijos, como los abuelos repercutieron sobre los padres, los tatarabuelos sobre los abuelos y así podemos seguir...

¿Cómo pueden sacarse a la luz esos acontecimientos no hablados?

La tarea de reparar el trauma es tan intensa y cansadora como la de arar la tierra. La persona hace el trabajo y yo la acompaño. Lo comparo a un bosque en el que se sacan todas las ramas muertas y entra la luz del sol. Cuando uno trabaja un trauma, la primera vez sube al menos cuatro generaciones y si después la persona vuelve con más datos, lo hacemos a partir de la quinta. Hay quienes me dicen que dejaron valijas de varios kilos en mi consultorio porque el inconsciente familiar pesa, y mucho. Una paciente me dijo: "Le dejé una valija de 120 kilos, usted no se imagina lo que pesaban estas dos familias." Incestos, suicidios, cosas muy graves.

¿Cómo es una primera sesión?

Cuando vienen a verme les pregunto cuál es la razón primordial por la que se acercaron a mí. Tienen que elegir un tema que se trata en una sola sesión de 3 horas y media. Después de esa vez, la mayoría de la gente no necesita verme durante un año. Yo les aviso que luego de esa sesión no van a tener ganas de salir, porque es muy cansador. Pero tengo que darme cuenta si el problema que me plantea el paciente es la real motivación por la que vino. De lo contrario, tengo que reencauzarlo. Anne (Ancelin Schützenberger) compara este trabajo con el de Agatha Christie o Sherlock Holmes, porque hay que ver por dónde me lleva la persona con sus asociaciones inconscientes.

Si no se supera un trauma, ¿podría éste provocarnos una enfermedad grave o un accidente?  

Anne trabajó con enfermos de cáncer y descubrió que muchos desarrollaban la enfermedad a la misma edad que sus antepasados. "Uno se puede tejer un cáncer a la edad que quiere", suele repetir ella. En 1970, los médicos le decían que esa enfermedad era provocada por cuestiones genéticas, pero ella demostró que no, asistiendo a una mujer de 35 años con un cáncer terminal. Encontró que su madre había muerto de lo mismo a la misma edad y se dio cuenta que estaba tan identificada con ella que iba a repetir su trágico destino. Eso es lo que se denomina "síndrome de aniversario".

¿Puede pasar lo mismo con los accidentes?

Respecto a los accidentes, Anne les preguntó a los médicos si estos también son de origen genético y le respondieron que no. Pero ella logró demostrar que sí lo son. Hay algunos que se repiten en las familias y, cuando se sube en el árbol genealógico, se encuentra el trauma inicial. Hay muchos que no tienen razón de ser e incluso la persona dice que no los provocó y, efectivamente, no fue su culpa. Pero miro las generaciones anteriores y veo lo mismo, las mismas fechas...

¿Y qué puede hacerse?

 

Nosotros trabajamos los "aniversarios de fragilidad". Por ejemplo, en la semana que murió un pariente muy amado las personas están en una época de fragilidad y tienen que evitar operarse, por ejemplo, porque sus defensas estarán bajas. Además, por razones que no entendemos, los hospitales y las clínicas te dan esas fechas. Nosotros le decimos a la gente que las cambie, pero a veces no se puede. Una persona se tenía que operar de un cáncer el 7 agosto y el 8 se conmemoraba el fallecimiento de su padre. Como no pudo cambiar el día, trabajamos con ella para subirle las defensas. Y eso pasa todo el tiempo.

¿De qué manera la psicogenealogía puede ayudar a un paciente que presenta algún trauma?

 

La psicogenealogía pone en relieve las transmisiones útiles para la persona que está en la búsqueda del origen de un trauma. También se trabaja sobre su identidad. El paciente habla y se pone al trauma en su contexto. Por ejemplo, hace más de treinta años tener un hijo sin estar casado o sin haberle dicho al niño quién era su padre les generaba un trauma tanto al pequeño como a la madre, porque era inaceptable para la sociedad. El pequeño era rechazado por sus compañeros de escuela, quienes se burlaban de él y lo señalaban. Por eso la importancia de poner al trauma en el contexto en que ocurrió, si no, no entendemos nada. Podemos revivir también el hambre que nuestros antepasados vivieron durante la guerra, eso también se contextualiza.

¿Cómo se encuentran esas transmisiones entre generaciones?

 

Trabajamos en una pizarra, exponemos el problema y revivimos las emociones mediante preguntas. En este trabajo no se juzga, por el contrario, entra mucha compasión y mucho amor por las personas, y si hicieron daño separamos el acto del individuo. Alguien que mató o se suicidó no es malo, lo hizo porque tuvo un momento de desesperación o de depresión. Cuando la persona lo contextualiza, empieza a entender que el sufrimiento viene de sus antepasados.

¿Podría comentarnos algún caso?

 

Una vez vino a verme una mujer que odiaba a su mamá, porque la había abandonado en un asilo junto a su hermano cuando tenía apenas cuatro años y no conocía a su padre. Pero cuando nos pusimos a trabajar, observamos que su madre tampoco había conocido al suyo. Subimos cuatro generaciones y  nos dimos cuenta que no había hombres en esa familia y las mujeres siempre estaban solas. Casualmente ella había tenido dos hijos y ni noticias del padre. Había repetido la historia como sus antepasados. A esta mujer no se le puede quitar el sufrimiento porque no se puede abandonar a un chico a los cuatro años. Su hermano nunca se repuso, pero ella, sí, aunque fue muy lastimada. Este trabajo le dio compresión porque contextualizó que su madre no tenía modo de hacer las cosas de otra forma. Ahora sigue adelante. Creo que una parte de su odio disminuyó, pero el daño no se puede sanar. Cargarse de odio también es muy pesado y hace mucho mal.

¿Estamos impulsados por una inconsciente fidelidad a nuestra historia familiar?

Sí, estamos impulsados por el inconsciente que es mucho más importante que el consciente, porque es el que nos maneja. Esta tarea nos da mucha humildad, porque nosotros creemos que tomamos decisiones para nuestras profesiones o para elegir la persona con la que nos vamos a casar, pero en realidad es el inconsciente el que elige.

¿Se puede romper esa cadena invisible?

 

Cuando el trauma es hablado y sale a la luz ya no se necesita repetirlo por fidelidad. Son cosas que no se dicen porque los secretos de familia tienen como base la vergüenza. No tener padre, haber sido víctima de incesto, haber nacido en una familia donde alguien estuvo en prisión o donde se escondió a un hijo que tenía una discapacidad son situaciones que generan vergüenza y ésta se tapa con un secreto. Pero a veces éste puede matar.

¿Qué es un genosociograma?

 

Es una poderosa herramienta de la psicogenealogía que no se puede utilizar con todos los pacientes porque si la persona está muy frágil o con depresión puede salir completamente destruida. Es un árbol genealógico comentado en una pizarra o sobre una o dos hojas que la persona se lleva a su casa. Allí se indican los principales acontecimientos positivos o negativos que han dejado una marca: casamientos, accidentes, mudanzas, pérdidas de trabajo, fallecimientos, herencias, injusticias, todo lo que tiene importancia sobre varias generaciones. También se anotan todas las pérdidas de objetos de amor, como un perro o una casa. Se agregan los lazos conflictivos, los  positivos y negativos, los constructivos y destructivos, las frases que nos han dañado, los mandatos, etc.

¿Es necesario investigar sobre nuestros antepasados antes de la sesión?

No, porque todo está grabado en el inconsciente. Se dice que los chicos y los perros saben todo de una casa y es absolutamente cierto. Los niños escuchan detrás de las puertas, se dan cuenta cuando su madre cambia el tono de voz al hablar sobre un tema que la incomoda y hasta notan cuando una tía desvía el tema de conversación al observar su presencia. Ellos quieren saber de qué se trata y tienen razón: tienen derecho a conocer lo que pasa en su familia. Hay adultos que dicen que no se acuerdan de nada, pero eso es imposible. No recuerdan lo consciente, porque éste borra lo que no es cómodo. La mente se olvida de todo lo que duele, pero el inconsciente y el cuerpo no se olvidan jamás. Allí queda la huella de lo ocurrido.

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