Adolescentes solas al ginecólogo, ¿sí o no?

Estudios realizados en el país revelan que las y los jóvenes se inician sexualmente en promedio entre los 14 y 15 años y que el 80% de no usa preservativo en la primera relación sexual. Especialistas aseguran que la presencia de alguno de los padres en la consulta puede entorpecer la relación adolescente-ginecólogo

Guardar
  162
162

Sala de espera de consultorio de ginecología infanto juvenil, sentadas esperando está una adolescente de 13 años junto a su madre. Una promotora de salud se acerca, se presenta y le ofrece un folleto sobre métodos anticonceptivos antes de comenzar la charla sobre salud y prevención. La madre se adelanta, toma ella el folleto y dice: "Mi hija es muy chica todavía". La joven calla y baja la cabeza. Al rato la llaman desde el consultorio. La mamá la acompaña y entra con su hija, entorpeciendo, sin querer, la posibilidad de que la joven hable con su doctora y le cuente lo que no le pudo contar a ella.

Seguramente esta mamá piense que así la está cuidando pero a veces no es así. Ella no sabe que existe la posibilidad de que su hija ya esté teniendo relaciones sexuales o esté por iniciarse en cualquier momento.

En la Argentina las y los jóvenes se inician sexualmente en  promedio entre los 14 y 15 años. El 80% de los jóvenes no usa preservativo en la primera relación sexual. Si esta joven, como tantas otras no puede hablar a solas con la ginecóloga, si no recibió información correcta, si no hablaron de sexo en su casa, si con suerte sólo tuvo una sola charla de educación sexual durante toda la escolaridad: cómo pretendemos que se cuiden bien y decidan con convicción cuándo empezar a tener relaciones sexuales.

Qué  quieren saber sobre sexualidad

En la línea 0800 del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam), precursor y creador de este tipo de servicios, que funcionó durante 10 años ofreciendo orientación sexual a adolescentes de entre 11 y 20 años (o sea, el 45% de  los 3000 llamados anuales recibidos) se escuchaban estas preguntas:

-Cómo cuidarse. Ya habían tenido una relación o estaban por concretarla en esa semana.

-Dudas sobre cómo cuidarse con las fechas (método no científico y de bajísima eficacia)

-Sobre la anticoncepción de emergencia porque no se habían cuidado y temían quedar embarazadas.

-Sobre un embarazos en curso y del miedo que tenían de contarle a sus padres.

-La confusión entre ovulación y menstruación.

-Dudas sobre la falta de placer y qué es un orgasmo.

-Información sobre el sexo anal.

Estas y estos jóvenes eran por lo general estudiantes y querían saber lo que nadie les había dicho sobre el sexo. Conocían muy poco sobre sus cuerpos y su funcionamiento y menos aún sobre el placer y sus derechos.

Actualmente funciona las 24 horas una línea gratuita del Ministerio de Salud, a la que pueden hacerse consultas desde todo el país: 0800-222-3444.

Los adultos no hablan de sexualidad con sus hijos

Según una encuesta de la Fundación Celsam, realizada a padres y a sus hijos adolescentes sobre educación sexual transmitida y recibida, el 100% de los padres y madres dijeron que habían dado educación sexual a sus hijos. Pero llamativamente, al preguntarles a sus hijos, el 100% manifestó no haber recibido educación sexual de parte de sus padres. Claramente, lo que ambos grupos perciben como educación sexual es muy distinto. Por otro lado  lo poco que se transmite a veces  llega tarde, cargado de mitos y  tabúes.

Ocurre que algunos padres sostienen la falsa creencia de que hablar de sexo y anticoncepción con sus hijos es una manera de darles permisos y estimularlos para iniciarse. Pero no es así. En otra encuesta de Celsam, el 70% de los adolescentes, luego de manifestar que sus padres no querían que  ellos tuvieran sexo, admitieron que igualmente se iniciarían cuando tuvieran ganas de hacerlo. Y la realidad así lo demuestra. Es importante aclarar que una cosa es educar y otra, muy distinta es erotizar. Los jóvenes ya están erotizados y excitados naturalmente. El deseo, la curiosidad, las emociones y sensaciones los llevan a iniciarse  y cuando quieren hacerlo, lo hacen.

Qué papel cumple el grupo de pares

También  está el grupo de amigos. Hablan entre ellos para saber quién empezó, quién se animó, cómo fue la cosa. Es muy fuerte la presión del grupo para "debutar" lo antes posible y la presión de algunos varones para que la chica en cuestión diga que sí. Teniendo relaciones sexuales se asegurarían una identidad masculina indudable. Entre las chicas la presión es para ver quién fue la primera, quien será la más experimentada, la más deseada, la más popular. Presiones y estímulos no les faltan. Lo que falta es cuidado, información, prevención, conciencia y ejercicio del derecho que tienen los jóvenes a decir que no, a decidir desde ellos mismos cuando y con quien iniciarse.

Entonces, qué podemos hacer

Los padres pueden brindar las herramientas para que sus hijos se cuiden pero no  pueden pegarse como estampillas a ellos para que nada les pase. Desde 2006, existe una ley que ordena dictar educación sexual en las escuelas. Lograr que esto se cumpla de manera integral, en los primeros años de escolaridad y que llegue a todos los jóvenes de nuestro país, ha sido hasta ahora bastante difícil de implementar. Por eso quien debe tomar la posta en el cuidado de sus hijos es la familia. Sin dar discursos, ni monólogos catedráticos o represores, sino dialogando, escuchándolos, generando confianza, transmitiendo valores y como decía al principio del texto, facilitándoles el acceso a una consulta médica a solas. El médico/a no está sólo para curar sino también para prevenir. Con adolescentes esta es la tarea principal. Los padres deben confiar y facilitar el acceso autónomo de sus hijos a la salud ya que el deseo y la obligación  de todos debería ser  fundamentalmente cuidarlos/as.

Por: licenciada Andrea Gómez, psicóloga-sexóloga. Especialista en educación sexual

Guardar