Tokyo Electric Power (Tepco) ha salido muy golpeada de la crisis nuclear en Japón. Su último balance reveló pérdidas por más de 15.700 millones de dólares en el último ejercicio, cerrado en marzo, y anunció que sustituirá a su propietario.
Las pérdidas anunciadas de 1,25 billones de yenes son las mayores registradas en la historia del país por una compañía no financiera.
Tepco tuvo que realizar masivas depreciaciones de activos tras el grave accidente de la central nuclear de Fukushima Daiichi, el más serio en la historia desde el de Chernobyl en 1986. También tuvo que hacer frente a enormes gastos para financiar las medidas excepcionales tomadas con el fin de refrigerar al menos cuatro de los seis reactores de la central nuclear y las piscinas de combustible, así como financiar el tratamiento de millones de metros cúbicos de agua contaminada.
"El significativo deterioro" de las finanzas "suscita dudas fundamentales sobre [nuestra] capacidad para continuar funcionando", advirtió el operador, aunque garantizó que el grupo continuará su reestructuración conforme a los deseos del Gobierno.
En la Bolsa de Tokio, la acción de Tepco ha perdido el 83% de su valor desde el 11 de marzo.
Antes de este accidente, la compañía eléctrica esperaba acabar el ejercicio con un beneficio de 110 mil millones de yenes (1.570 millones de dólares). El grupo, que se beneficiará de un avance de fondos por parte del Estado para indemnizar rápidamente a las víctimas, es incapaz de realizar previsiones financieras para los próximos meses, debido a que la situación en la central accidentada no podrá estabilizarse antes de medio año por lo menos.
El operador eléctrico anunció también la salida del actual presidente, Masataka Shimizu, y su sustitución por Toshio Nishizawa, una decisión que deberá ser confirmada durante la asamblea de accionistas que se celebrará a finales de junio. "El público ha perdido confianza en la energía nuclear", declaró Shimizu. "Hemos considerado que la dirección debía aceptar toda la responsabilidad", agregó para justificar su marcha.
Shimizu, que se va a retirar dejando a la compañía al borde de la quiebra, fue sumamente criticado por su gestión de la crisis. De hecho, no estuvo al frente de la empresa durante los primeros días del accidente, ya que tuvo que ser hospitalizado por problemas de salud. Su sucesor reconoció que la compañía atraviesa "la peor crisis" de su historia". "Vamos a hacer todo lo posible para parar el accidente y poner en marcha las medidas previstas", prometió.
Sin el drama de Fukushima, Tepco habría presentado unos resultados muy diferentes, ya que sigue siendo la empresa que suministra electricidad a toda la región este del país, incluida la capital, Tokio, una megápolis de 35 millones de personas.
Su facturación en el último ejercicio creció un 7% con respecto al año precedente (llegando a los 67 mil millones de dólares) y tuvo un aumento del 40% anual en su beneficio de explotación (unos 5.000 millones de dólares).