En 1962, con el fin de enfrentar la falta de productos básicos como consecuencia las medidas económicas impulsadas por Estados Unidos contra la isla, el gobierno del entonces presidente Fidel Castro creó la libreta de abastecimiento, que ofrece a precios considerablemente inferiores a los del mercado internacional productos como el arroz, café, azúcar, aceite, huevos, pollo y el pescado. Pese a que muchos disidentes coinciden en que las raciones apenas cubren la dieta de entre 10 y 15 días por mes, los subsidios a este tipo de bienes han sido uno de los pilares del sistema cubano.
Desde el año pasado se redujo la cuota de sal y frijoles y se excluyeron de la libreta las patatas y los guisantes, así como los cigarrillos, aunque estos últimos no se entregaban a la población en general, sino a los ancianos. Sucede que desde su asunción, Raúl Castro ha insistido con la necesidad de eliminar subsidios, incluidos los que se ofrecen a través de la libreta, para "salvar el sistema socialista", ya que las finanzas cubanas están jaqueadas por la falta de liquidez.
"Teniendo en cuenta las medidas que de forma gradual se vienen aplicando para limitar los subsidios con cargo al Presupuesto del Estado, se ha decidido suprimir la venta de productos de higiene y aseo personal en el mercado normado", afirma una resolución del Ministerio de Comercio Interior publicada en la versión digital de la Gaceta Oficial de la isla.
Hasta ahora, con la libreta, los cubanos podían adquirir los jabones de tocador y de lavar y la crema dental a 0,25 y 0,60 centavos de pesos cubanos respectivamente, es decir, menos de un centavo de dólar. A partir del próximo año, estos productos costarán en tiendas seleccionadas entre cinco y ocho pesos cubanos (entre 20 y 30 centavos de dólar), mientras que el detergente costará 25 pesos cubanos, aproximadamente un dólar.
La intención de eliminar la libreta de racionamiento de alimentos, considerada "irracional e insostenible" por Castro, está incluida en una hoja de ruta económica que está siendo debatida por los cubanos y deberá quedar aprobada en un congreso del Partido Comunista en abril próximo, con vistas a "actualizar" el sistema económico de la isla.
La televisión estatal ha mostrado a algunos cubanos opinando que aún no hay condiciones para eliminar el mecanismo de distribución, debido a que los bajos salarios y los altos precios impedirían el acceso de muchos a productos básicos. Pero la medida es vista como vital para un país que está en medio de una crisis severa y que ha tenido que importar por años un 80 por ciento de los alimentos que reparte a través de la libreta de racionamiento.
De todas maneras, funcionarios cubanos afirman que la eliminación de la libreta no se producirá repentinamente, sino que será "paulatina", conforme lo permita la situación económica del país.