Las favelas, un desafío al corazón del milagro brasileño

Casi un tercio de la población vive en estos asentamientos marginales. Un problema que el boom económico no resuelve y amenaza al Mundial 2014 y a las Olimpíadas 2016

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Reuters
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A pocos días de dejar el poder, el presidente Lula da Silva tuvo que enfrentar el talón de Aquiles de Brasil: el poder narco en las favelas. Los intentos de urbanizarlas y el ingreso de las Unidades de Policía Pacificadora demostraron ser insuficientes.

A pesar del auge de la economía de los últimos ocho años, que sumó 29 millones de personas a la clase media, todavía queda mucho por hacer en materia social.

Los hechos de violencia que suman 38 muertos por los enfrentamientos entre narcos y fuerzas de seguridad tienen un detonante que refleja cómo es el manejo del poder en los asentamientos.

El descontento es con las Unidades de Policía Pacificadora, instaladas hace ya dos años. Esta iniciativa borró de la vigilancia de estos barrios pobres a policías corruptos cooptados por los delincuentes.

Las primeras señales violentas (quema de autos y asaltos) comenzaron el 21 de noviembre. La primera medida del secretario de Seguridad de Rio, Mariano Beltrame, fue trasladar a 8 presos peligrosos de las cárceles del estado a otros centros federales. El objetivo era reducir el manejo que hacen desde la prisión capos narcos como el "Doc Santos", uno de los reubicados.

Se sumó luego la intercepción de varias comunicaciones entre los líderes desde la cárcel y sus subalternos en las favelas de Rocinhia y Complejo Alemao, que por primera vez, dejaron de lado su histórico enfrentamiento y habían decidido actuar en conjunto.

El sábado 27 era el día fijado por los delincuentes para demostrar su poder de fuego con ataques a sedes municipales, gubernamentales, y bombas contra shoppings y estaciones centrales de transporte. Hasta planeaban un atentado contra familiares del gobernador de Rio, Sergio Cabral.

La orden, avalada por el presidente Lula da Silva ("vamos a hacer todo para combatir el narcotráfico, dijo) fue salir a la caza de los criminales. Había que dar una señal al mundo. Se inicia una década en la que planeta tendrá los ojos puestos en el país. Brasil será sede del Mundial de Fútbol 2014 y Rio de las Olimpiadas 2016.

"Beltrame entró en esta guerra con el espíritu de vencer o vencer. Las Unidades de Policía Pacificadora combinan prevención y represión, que bien ejecutadas, funcionan. Lo que estamos viendo en Rio es como si estuviésemos expulsando una fuerza extranjera que domina el territorio nacional", escribió Gilberto Dimenstein, miembro del Consejo Editorial del diario Folha y creador de la ONG Cidade Escola Aprendiz.

Las favelas y lo que sucede dentro de ellas es un problema social sin solución todavía para Brasil. Según un último trabajo de la ONU, el 26,4% de la población del país vive en estos asentamientos.

Una investigación del Instituto Municipal de Urbanismo Pereira Passos (IPP) difundida en enero de 2009 afirma que Río de Janeiro tiene 968 favelas, que representan un crecimiento de tres millones de metros cuadrados en una década. Entre ellas se encuentra la Rocinhia, el asentamiento más grande del mundo, con unos 100 mil  habitantes, según estimaciones oficiales.

El término favela es empleado genéricamente como un área pobre en el espacio centro-urbano. El fenómeno social creció tanto que en la década del '50, el Instituto Brasilero de Geografía y Estadística (IBGE) decidió por primera vez incluir a los asentamientos irregulares en los censos poblacionales. Se estima que más de la mitad de su población está por debajo de la línea de pobreza.

Las favelas se iniciaron en 1850. Fueron creadas por los primeros esclavos liberados que sin recursos no sabían donde armar su propia vivienda.

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