"Hace cinco décadas, y a causa de la homofobia, se marginó a los homosexuales en Cuba y a muchos se los envió a campos de trabajo militar-agrícola, acusándolos de contrarrevolucionarios", recuerda la autora de la entrevista, Carmen Lira Saade, en el diario La Jornada.
En opinión de la entrevistadora, "todo el encanto de la Revolución Cubana, el reconocimiento, la solidaridad de una buena parte de la intelectualidad universal" y "los grandes logros del pueblo frente al bloqueo" perdieron reconocimiento "por causa de la persecución a (los) homosexuales en Cuba".
Ante este comentario, Fidel admitió: "Fueron momentos de una gran injusticia, ¡una gran injusticia!, la haya hecho quien sea. Si la hicimos nosotros, nosotros... Estoy tratando de delimitar mi responsabilidad en todo eso porque, desde luego, personalmente, yo no tengo ese tipo de prejuicios".
Sin la distancia habitual en el trabajo periodístico, Lira Saade abundó: "Se sabe que entre sus mejores y más antiguos amigos hay homosexuales".
Fidel justificó aquella homofobia criticada en el mundo entero: "Teníamos tantos problemas de vida o muerte que no le prestamos atención... Piensa cómo eran nuestros días en aquellos primeros meses de la Revolución: la guerra con los yanquis, el asunto de las armas, los planes de atentados contra mi persona..."
-¿Quién fue responsable, directo o indirecto, de que no se pusiera un alto a lo que estaba sucediendo en la sociedad cubana? -preguntó la periodista.
-Si alguien es responsable, soy yo... -admitió Fidel-. Es cierto que en esos momentos no me podía ocupar de ese asunto... Me encontraba inmerso, principalmente, en la Crisis de Octubre, en la guerra, en las cuestiones políticas...
-Pero esto se convirtió en un serio y grave problema político, Comandante (sic).
-Comprendo, comprendo... Nosotros no lo supimos valorar... sabotajes sistemáticos, ataques armados, se sucedían todo el tiempo: teníamos tantos y tan terribles problemas, problemas de vida o muerte, ¿sabes?, que no le prestamos suficiente atención.
En concreto, el jefe máximo del régimen autoritario que rige Cuba hace más de cincuenta años admitió como error la persecución a homosexuales pero no dijo una palabra sobre la disidencia política, que en Cuba es asimilada a la delincuencia común o a la traición.
Del mismo modo, achacó todos los males de la isla al bloqueo de 1962 y no reconoce culpa por el sometimiento político, ideológico, económico y militar de la isla a Moscú hasta la caída del imperio soviético en 1989. Tampoco se hizo cargo del empobrecimiento al que somete a los cubanos, pero, políticamente correcto al fin, pidió perdón por la persecución a los homosexuales.
La autora de la entrevista citó al escritor colombiano Gabriel García Márquez, quien alguna vez dijo que los cubanos, para sobrevivir al bloqueo decretado en 1962, desarrollaron una "tecnología de la necesidad" y una "economía de la escasez"; toda una "cultura de la soledad".
La fábula, digna del realismo mágico, obvia un dato histórico: Cuba sobrevivió gracias a la inyección de subsidios soviéticos que la convirtieron en un satélite más en la órbita de ese sistema.
Catro tampoco perdió la oportunidad de victimizarse una vez más con el relato de los muchos intentos de asesinato que padeció, según datos de los servicios cubanos. "No podía estar en ninguna parte, no tenía ni dónde vivir...", dramatizó.
Y, casi como un eco, la entrevistadora agregó: "Las traiciones estaban a la orden del día, y él tenía que andar a salto de mata..."
Siguió Fidel con el relato de aquellos días: "Escapar a la CIA, que compraba tantos traidores, a veces entre la misma gente de uno, no era cosa sencilla; pero en fin, de todas maneras, si hay que asumir responsabilidad, asumo la mía. Yo no voy a echarle la culpa a otros...".
El problema de la discriminación sexual, retomó Lira Saade, se está enfrentando.
Bajo el lema "La homosexualidad no es un peligro, la homofobia sí", se celebró recientemente en muchas ciudades del país la Tercera Jornada Cubana por el Día Mundial Contra la Homofobia. La adalid de este combate por la tolerancia es ni más ni menos que Mariela Castro, una socióloga de 47 años -hija del presidente cubano Raúl Castro y sobrina de Fidel-, quien lidera el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
Actualmente en Cuba, dice La Jornada, los esfuerzos por el respeto a los homosexuales incluyen iniciativas como la unión civil de parejas del mismo sexo o la posibilidad del cambio de identidad para personas transexuales.
Resulta paradójico que, bajo un régimen que no permite transitar libremente, elegir partido político o asociación gremial o leer un diario que no sea oficial, se podrá cambiar libremente de sexo.
La homosexualidad dejó de estar penada en la isla en los años 90. No sucede lo mismo, en cambio, con la manifestación de ideas o las críticas al régimen y sus personeros.
"El mundo del futuro tiene que ser común y los derechos de los seres humanos tienen que estar por encima de los derechos individuales", profetizó Castro, sin explicar la diferencia entre unos y otros.