El trabajo fue realizado por los investigadores argentinos Marcelo Ortells y Georgina Barrantes, de la Universidad de Morón y el Conicet, y fue publicado en la revista Medical Hypotheses. En él aseguran, entre otras conclusiones, que los parches de nicotina no serían la solución a largo plazo para dejar de fumar, sino una ayuda transitoria.
Para ellos, "la única forma de abandonar realmente el cigarrillo es cortando de raíz el suministro" de este alcaloide, informó el diario La Nación. Ortells agregó que "no tiene sentido" utilizar la misma droga que genera adicción como remedio.
En su estudio, los investigadores explican que el abuso de nicotina aumenta la cantidad de receptores cerebrales, a diferencia de otras drogas cuyo hábito genera con el tiempo una reducción en los mismos.
En este caso, la adicción se produce porque este alcaloide inhibe un mecanismo que aumenta la dopamina -hormona comúnmente asociada al circuito del placer- y también aumenta los receptores, en especial los llamados alfa 4 y beta 2. Entonces, con menos dopamina y más receptores, el fumador se siente mal.
Además, no sólo aumenta los receptores sino que quita sensibilidad a muchos de ellos, por lo que cuando desaparece la nicotina en sangre se mantiene la inhibición de la dopamina de manera mucho más fuerte gracias a la mayor cantidad de receptores.
La única opción es no fumar y esperar que otra vez disminuyan los receptores -algo que puede demorar por lo menos una semana-, o fumar ya no para alcanzar mayor placer sino para dejar de sentirse mal.
"Una conclusión de esta hipótesis es que cualquier droga que se utilice como ayuda para este fin debe preferentemente inhibir los receptores alfa 4 y beta 2, y fundamentalmente no provocar que aumenten en número, ya que esto es la base de la dependencia", subrayó Ortells. En ese sentido, dijo que la administración de nicotina "por cualquier vía sigue perpetuando la dependencia, aunque momentáneamente reduzca los síntomas de la abstinencia".
No obstante estas nuevas conclusiones, los especialistas aún respaldan el uso de parches de nicotina para dejar de fumar. Verónica Schoj, médica e integrante del Grupo Antitabaco del Hospital Italiano, afirmó que existen cerca de "120 estudios" que corroboran las bondades de este tipo de tratamiento, al que deben sumarse las terapias cognitivo-conductuales. Según explicó, el parche de este alcaloide "ofrece un suministo continuo (de nicotina) que contribuye a la desensibilización" cerebral.
"Al año, por lo menos duplican la chance de abandonar el cigarrillo, comparados con quienes lo intentan sin medicación", sostuvo.