En un contexto en el que ya es "normal" el acceso a internet como medio de información, también puede ser medio de acceso a la salud.
La escasez de psicólogos especializados en depresión, el hecho de que algunos pacientes con depresión grave estén postrados y ni siquiera puedan levantarse de la cama o salir de su habitación, y la necesidad de hacer terapia en su propia lengua cuando viven en un país que no es el de origen son algunas de las causas que se enumeran a la hora de pensar por qué las personas preferirían no tratar su depresión de manera presencial.
La licenciada Celia Antonini (MN 10.494 / MP 5.239) es Psicóloga Clínica especialista en trastornos depresivos. Consultada por Infobae.com acerca de cómo surgió la iniciativa de atender por internet contó que en 2002 -inspirada por un colega que hacía otro tipo de tratamientos por ese medio y dado que hay pocos especialistas en depresión- decidió comenzar a hacerlo vía telefónica.
"La gente que tiene trastorno depresivo mayor en general lo primero que hace es dejar sus actividades, por lo que trasladar a la persona al consultorio es muy costoso por su falta de voluntad", explicó la profesional, y destacó entre las ventajas de esta modalidad la intimidad que logra con el paciente.
"De los que vienen al consultorio no conozco la casa, ni a la familia, en cambio por la web cam hasta me muestran si modificaron algo en la casa", contó Antonini, en referencia a la intimidad que logra con sus pacientes y agregó: "La terapia vía internet es más barata que en el consultorio, en el sentido del traslado que se ahorra el paciente y el tiempo que le insume; además de que el tratamiento no se interrumpe por trabajo porque se pueden atender aunque viajen".
El tiempo del tratamiento es el mismo que duraría en el consultorio, alrededor de un año (entre los primeros cuatro a seis meses desaparecen los síntomas y después -en una segunda etapa- se intenta evaluar las causas que los causaron).
La profesional atiende gente de habla hispana, tanto del interior del país, como del exterior, en países como México, los EEUU y España.
Pese a que la enfermedad es la misma en todas las latitudes, Antonini aprendió muchas expresiones propias de los países donde atiende: "En Venezuela suelen decir 'me hago un 8' para figurar que se sienten enredados mentalmente o están confundidos".
Antonini explicó que la depresión tiene dos vías de cura: la medicación y la psicoterapia, "para cambiar el sistema de pensamiento negativo, y como eso no se logra sólo a través de medicación debe hacer las dos cosas".
Consultada acerca de los resultados y efectividad de la terapia, la profesional fue contundente: "La única diferencia es que no les puedo dar (a sus pacientes) un abrazo cuando llegan y se van de la sesión".
Dado el "clima" que se genera cuando una persona va a terapia, en referencia a cómo abre su corazón, le cuenta cosas muy personales y el vínculo que eso crea, resulta impresionante que hoy una persona, sin moverse de su casa, logre lo que en otra época era más costoso alcanzar.
En ese sentido, Antonini remarcó que en los EEUU hace más de diez años que la gente toma tratamiento terapéutico vía online, mientras que en Latinoamérica "la gente sigue prefiriendo el cara a cara".
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la depresión afecta a 121 millones de personas en todo el mundo y, si bien puede ser diagnosticada y tratada adecuadamente en atención primaria de salud, se estima que menos del 25% de los afectados acceden al tratamiento efectivo.
Internet puede ser un medio efectivo para ampliar el acceso al tratamiento de esta enfermedad que para 2020 será la segunda causa de discapacidad en el mundo y que en su fase más severa puede conducir al suicidio.