Se trata de teleasistencia domiciliaria, una técnica que acerca a los profesionales al hogar en caso de que la persona mayor los necesite. Este suele ser un tema de preocupación para la familia, que teme dejar a los abuelos solos durante las vacaciones, por mejor estado de salud y vitalidad que presenten.
"Aunque permite resolver efectivamente problemas en las personas mayores y ser una herramienta para la autonomía de quienes viven solos, hemos pensado este servicio como una forma de dar respuesta y tranquilidad a toda la familia y más en esta época", explicó Félix Safar, uno de los directores de Atempo, empresa encargada de brindar este servicio.
Cómo funciona el sistema
La novedad consiste en la instalación de un hardware en la casa del usuario. Se trata de un dispositivo telefónico de manos libres, y una pulsera que la persona siempre lleva consigo. Cada vez que se presione el botón que tiene el brazalete, se produce la conexión con el Centro de Atención Atempo.
Un operador se encargará de preguntar a la persona sobre lo ocurrido. Si se trata de una situación que puede resolverse vía telefónica, el profesional se tratará de tranquilizarlo y darle las recomendaciones y explicaciones necesarias. En cambio, si se presenta una circunstancia más grave, activará los recursos personales disponibles (por ejemplo, llamará a los familiares) o de la comunidad de acuerdo al caso (bomberos, servicio de emergencias, etcétera).
Sin embargo, puede suceder que el teleasistente no reciba respuesta. En ese caso, interpretará el llamado como un pedido de auxilio y llamará sin demora a sus contactos directos o al servicio de emergencias que corresponda, adelantándole los datos que disponga sobre el estado de salud del paciente.
"Este tipo de soluciones hacen que la persona pueda seguir teniendo su independencia dentro del hogar, pero con más seguridad y tranquilidad", señaló la psicóloga Vanesa Piatti, una de las coordinadoras del Centro de Atención Atempo.
Según las Naciones Unidas, los países más industrializados del planeta tendrán en promedio casi un 26% de su población con más de 65 años para la mitad de este siglo, cuando en el año 2000 esa franja no alcanzaba al 15%.
Argentina, por su parte, tiene una de las poblaciones más envejecidas de América Latina, ya que un 13,6% en las regiones urbanas supera los 65 años, y la tendencia va en aumento.
Este tipo de sistema ya ha resultado exitoso en Gran Bretaña, los Estados Unidos e Israel, y en varios países de Europa como España.