Los accionistas de Credit Suisse (CS) aprobarán mañana el nombramiento de Brady Dougan como consejero delegado del segundo banco suizo, que, por primera vez en sus 151 años de historia, estará dirigido por un estadounidense.
El relevo en la cúpula de ese icono que es el CS en la reputada banca suiza, que será sometido a votación -y previsiblemente aprobado- en la Junta Ordinaria de Accionistas que tendrá lugar mañana en Zúrich, ha causado una gran sorpresa en el sector.
Por una parte, sorprende el abandono del aún consejero delegado del grupo, el alemán Oswald Grübel, que, tras cuatro años y medio en el puesto y con 63 años, anunció su retirada precisamente el mismo día en que la entidad presentó los mejores resultados de su historia.
En 2006, el banco prácticamente duplicó su beneficio neto, hasta alcanzar los 11.327 millones de francos (unos 6.970 millones de euros), en parte impulsados por la millonaria venta de su rama de seguros, Winterthur.
Grübel deja el banco en la cresta de la ola y después de haber unificado y saneado la estructura del grupo.
Sorprende también por la persona elegida para relevarlo: Un estadounidense a la cabeza de todo un símbolo de la banca suiza que hasta ahora, y con la excepción de su predecesor, nunca había delegado en ningún extranjero.
El menor de cinco hermanos de una típica familia católica de Illinois (EEUU) e hijo de un ferroviario, Dougan tiene 48 años y lleva 17 años en la casa, donde ha llegado a presidir su filial en Estados Unidos, Credit Suisse First Boston y donde tiene fama de trabajador, metódico y deportista (corrió una maratón en 3:22 horas).
El director ejecutivo de un banco de inversión más joven de Wall Street en 2004 tiene ahora ante sí el gran reto de hacerse cargo de un gigante que está en su mejor momento y que deberá mantenerse sin la ayuda de su filial aseguradora, que aportaba un beneficio de unos 700 millones de euros y que vendió en 2006 por 7.900 millones.
La sorpresa de su nombramiento tiene una fácil explicación, ya que, según los analistas, se trata de un estadounidense "muy suizo", discreto, con pinta de buena persona y muy alejado del perfil de "ejecutivo agresivo" que tan poco gusta en la banca tradicional helvética.
El presidente del Consejo de Administración del banco, Walter Kielholz, argumentó en su día que la elección de Dougan respondía a su experiencia en el sector bancario, su capacidad de liderazgo, su habilidad para crear consenso y su elevado espíritu de equipo.
"En el banco se necesita a alguien capaz de entenderse con todas las partes del grupo, en particular con los suizos", apuntó el día de la presentación de resultados, cuando adelantó que Dougan garantizaba la continuidad de la estrategia emprendida por su antecesor.
Sin embargo, los analistas aseguran que, además del carácter "suizo" del estadounidense, también ha pesado en su elección el que su carrera profesional se haya desarrollado en la banca de inversión.
No en vano fue Dougan quien consiguió que ese segmento de actividad del banco despegara y creciera el 272 por ciento en 2006, hasta alcanzar un beneficio operativo de casi 12.500 millones de euros.
Por ello, su nombramiento significa también un cambio cultural en el seno del banco, que reconoce a su vez el creciente peso de EEUU en su actividad, desde que en 1940 abriera en Nueva York su primera sucursal en el extranjero.
Tras haber trabajado en Londres, Nueva York y en Tokio, donde aprendió japonés en menos de un año y conoció a la que fue su mujer durante quince años y con la que tuvo dos hijos, Dougan comienza a partir de mañana una nueva etapa en la que tendrá que aprender el suizo alemán, ya que la sede principal del banco se encuentra en Zúrich.
El objetivo del grupo -que además de ser el segundo mayor de Suiza, es el séptimo del mundo en gestión de fortunas- es ganar este año 8.200 millones de francos suizos (unos 5.300 millones de euros), siempre que las condiciones del mercado se mantengan estables