La película del hombre que murió por tener relaciones con un caballo

En los Estados Unidos se estrenó el documental que cuenta la historia real de un grupo de zoofílicos. Relata, con testimonios verdaderos, la tragedia que dio fin a la práctica sexual

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En los Estados Unidos se estrenó el documental que cuenta la historia real de un grupo de zoofílicos. Relata, con testimonios verdaderos, la tragedia que dio fin a la práctica sexual

Las salas de cine de Nueva York exhiben un documental que se acerca al mundo de la zoofilia a través de la historia de un hombre que murió tras mantener relaciones sexuales con un caballo.

Zoo, cinta dirigida por Robinson Devor y nominada al Gran Premio del Jurado de la pasada edición del Festival de Sundance, relata en formato de documental el suceso real de un norteamericano que murió en 2005 como consecuencia del desgarro de colon que sufrió por practicar sexo con el equino.

La película presenta a un grupo de hombres del noroeste de los Estados Unidos que, tras ponerse en contacto a través de Internet, solían reunirse en una granja cercana a Seattle para practicar el bestialismo, en unas sesiones que grababan en video.

La obra del director de Police beat y The woman chaser se centra en el episodio que acabó con estas prácticas: el deceso de una persona, que el filme identifica con el apodo que utilizaba en la red -Mr. Hands-, pero cuyo nombre salió a la luz en 2005 cuando la prensa recogió la historia de su muerte.

Según la cinta, basada en testimonios reales de sus integrantes, el grupo de zoófilos se encontraba grabando cómo un hombre que respondía al nombre de Kenneth Pinyan era penetrado por un caballo que le perforó el colon.

Pinyan, hombre de negocios de 45 años y residente en Seattle, fue abandonado en una sala de urgencias de un consultorio rural, donde murió como consecuencia de las heridas que le produjo el caballo en una práctica sexual, que la película reproduce en un pequeño monitor en una esquina de la pantalla.

El filme recabó el calificativo de controvertido en los Estados Unidos, al humanizar a unos protagonistas proscritos en la sociedad, aunque la mayor parte de la crítica destacó el valor artístico y cinematográfico de la cinta.

The New York Times destaca "los usos retóricos de la belleza y la metáfora, y de algunas técnicas cinematográficas como una fotografía de cámara lenta" que realiza Dover para presentar una película "que no tiene mayor compromiso que exponer el mundo de los zoófilos".

Para el diario Newsday, Zoo es un filme precioso sobre un tema sórdido", que usa "tácticas poéticas y evocadoras, llenas de arte para investigar en la naturaleza de las pasiones ocultas y averiguar hasta qué punto personas aparentemente racionales pueden justificar sus propósitos".

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