EFE.- El cruce de reproches se intensificó después de que decenas de miles de personas se manifestaran el sábado en Madrid, convocadas por asociaciones de víctimas del terrorismo, para exigir que en ningún caso el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero negocie con los terroristas.
A la protesta asistió la plana mayor del conservador Partido Popular (PP) con su presidente, Mariano Rajoy, al frente, y acompañado, entre otros, del ex jefe del Gobierno español José María Aznar (1996-2004).
El secretario de Organización del Partido Socialista (PSOE), José Blanco, dijo que el PP "tiene todo el derecho" a organizar protestas contra el Gobierno, pero añadió que "es irresponsable hacerlo utilizando el terrorismo como pretexto" y "es cobarde escudarse tras una asociación de víctimas para protegerse de las críticas".
En rueda de prensa, Blanco reprochó al PP que no respalde al Gobierno en un momento en que hay indicios de que podría abrirse un proceso de paz en el País Vasco y recordó que cuando Aznar autorizó contactos con ETA en 1999 los socialistas guardaron silencio.
A modo de comparación, el dirigente socialista manifestó que "si el Partido Conservador británico se hubiera comportado con (el primer ministro británico) Tony Blair con la vileza con la que lo está haciendo Rajoy, hoy habría terrorismo en Irlanda del Norte".
Desde el PP, el ex presidente Aznar afirmó que "se trabaja para firmar una especie de tratado de paz con los terroristas" y denunció que la actitud del Gobierno de Zapatero en el terreno de la lucha contra el terrorismo es "dañina para los intereses nacionales".
Rajoy abundó en este razonamiento y consideró que la multitudinaria manifestación del sábado (la policía habla de 110.000 asistentes y los organizadores de más de un millón) fue el mensaje claro de una sociedad que rechaza cualquier negociación con ETA.
El líder popular criticó además que la respuesta que las víctimas han recibido del Gobierno es que en esa protesta "no había nadie".
"Había mucha gente", recalcó Rajoy, quien resaltó que su partido siempre contará con las víctimas y defenderá que el único objetivo en este tema es la "derrota" del terrorismo y "no la negociación".
La estrategia de la oposición conservadora fue criticada también por el líder comunista, Gaspar Llamazares, quien instó al Gobierno a mantener el "timón" frente a las embestidas "de la derecha" y recordó que hay víctimas del terrorismo que apoyan la negociación.
Más contundente fue el dirigente nacionalista catalán Josep Antoni Duran Lleida, que calificó ayer de "repugnante" que Aznar rechace la perspectiva de negociar con ETA, cuando en su etapa de Gobierno sí decidió entablar conversaciones con la cúpula etarra.
En medio del debate, ayer se conoció el presunto suicidio del miembro de ETA Igor Miguel Angulo en la cárcel de Cuenca, que cumplía una condena de 20 años de prisión y que apareció colgado con un cordón de una bota de la reja de la ventana de su celda.
El ministro del Interior, José Antonio Alonso, informó de que se abrirá una investigación para aclarar las circunstancias.
La noticia de la muerte de Angulo generó un altercado frente a la Audiencia Nacional, donde algunos acusados en el "macrojuicio" que se sigue contra el entorno de ETA se enfrentaron verbalmente con familiares de víctimas del terrorismo presentes en la sala, después de que éstos celebrasen el fallecimiento del etarra.