La mansión donde se rodó ‘Antracita’, la serie francesa basada en hechos reales que triunfa en Netflix

En el año 1994, 50 personas se envenenaron voluntariamente y se calcinaron en un ritual que seguía los preceptos de una secta llamada la Orden del Templo Solar, que anunciaba una suerte de reparación espiritual a través de los viajes astrales. Para el belga Luc Jouret y el francés Joseph Di Mambro, que se autoproclamaban descendientes de los antiguos templarios, el suicidio era el símil de una resurrección. A través de sus ideales esotéricos, ambos fueron perpetuando una escena macabra que acabó con diversos integrantes de la sociedad secreta quitándose la vida. Un año después,16 cuerpos fueron encontrados calcinados en un bosque de la región de Vercors, todos ellos víctimas de la Orden.

Dos décadas después, una nueva serie de Netflix, Antracita, creada por Fanny Robert (Profilage: Perfiles criminales), Maxime Berthemy y Mehdi Quahab, recupera su historia para configurar una intriga absorbente y repleta de incógnitas que se ha situado de forma inmediata como lo más visto en la plataforma de streaming. Rodada casi íntegramente en la región de Auvernia-Ródano-Alpes, la ficción se basa libremente en la historia de la masacre perpetrada por la secta del Templo Solar.

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En Antracita, un periodista obsesionado con el caso de la secta de los Ecrins desaparece tras más de tres décadas investigando el suicidio colectivo de varios de sus miembros en el pueblo alpino de Levionna. Ahora, su hija intentará unir los cabos de una intrincada red de secretos para rescatar a su progenitor con vida.

La miniserie francesa de seis episodios oscila entre el thriller policial y el true crime al conectar lo que ocurrió hace 30 años con la actualidad. A través de una serie de desapariciones y asesinatos que están teniendo lugar en la región, se profundiza en las características y el modus operandi de la extinta secta: sus rostros están cubiertos por antracita, un mineral que tiene un alto contenido de carbono, con un potencial energético muy elevado.

Antracita se ha convertido en uno de los fenómenos de Netflix al congregar todos los elementos que apelan a su audiencia: misterios, secretos, la etiqueta de la realidad y un paraje extenuantemente místico. El entorno alpino de la zona de Suiza adquiere una importancia fundamental en la serie, ya que aporta un carácter de paraje idílico que poco a poco irá tornándose más oscuro y tenebroso.

En la ficción, un chalé desempeña un papel clave en la trama. El enclave real que aparece en la serie está situado en Saboya: se trata de la casa redonda de Lépin-le-Lac, a orillas del lago Aiguebelette. Este edificio, con su diseño característico, es el punto de partida de la historia: aquí es donde los discípulos de la Orden del Templo Solar aparecen muertos tras un suicidio colectivo. Esta casa es una localización cinematográfica habitual, pues también ha sido el escenario escogido para las grabaciones de la comedia Tristesse Club (2014), de Vincent Mariette.

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Otro enclave saboyano que aparece en Antracita es la antigua mina de hierro de Saint-Georges-d’Hurtières. En la historia llevada a Netflix, los personajes pasan cierto tiempo en diferentes minas de antracita. Durante el rodaje se grabó en diversas minas reales, siendo una de ellas la de Saint-Georges-d’Hurtières.