Popular sacerdote se reveló contra la diócesis de Santa Marta que ordenó su suspensión: “Daré misa hasta que me saquen”

En una misiva piden a los fieles “orar” por el padre Fagid para que “cese su obstinación”, luego de que este se negara a ceder sus bienes a nombre de la iglesia

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Padre Hernando Fagid Álvarez Yacub - crédito Bahía Informativa
Padre Hernando Fagid Álvarez Yacub - crédito Bahía Informativa

El popular padre Hernando Fagid Álvarez Yacub habría sido inhabilitado para llevar a cabo la eucaristía, con un decreto eclesial, emitido por la la Diócesis de Santa Marta, en cabeza de monseñor José Mario Bacci, pero, aún así, el religioso se estaría resistiendo.

La misiva pide a los fieles “orar” por el padre Fagid para que “cese su obstinación”, luego de que se negara a dejar el cementerio de San Miguel para mudarse al municipio de San Antonio, para continuar con su vida de entrega a la iglesia.

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Y es que, según denunció en entrevista con Seguimiento, la decisión “es personal, por parte del Señor Obispo conmigo. Desde que llegó, he sufrido persecución”, al negarse a entregar sus bienes a la iglesia católica.

Cementerio de San Miguel - crédito Felipe Restrepo
Cementerio de San Miguel - crédito Felipe Restrepo

Esta, insistió, habría sido una petición que monseñor Bacci le extendió en más de una oportunidad, pero el padre Fagid, conociendo sus derechos, se negó: “Se va a quedar esperando, porque el derecho canónico que nos rige a nosotros no me obliga a esto y, monseñor, aprovecho esta oportunidad para ponerle dos tareas: primero, asesórese bien porque parece que está mal asesorado; y segundo, léase el derecho canónico”.

El sacerdote también se negó a mudarse a la parroquia de San Antonio, pues, lleva ciertos controles médicos que no podría seguir realizando en el municipio: “Tengo casi 60 años de vida, uno a los 60 años de vida empieza a presentar su quebranto de salud biológico. Por eso yo pago una seguridad social bien alta, porque estoy pendiente de mi chequeo médico general permanente y para mí irme a San Antonio a esta edad sería retroceder en el tema de programa de salud personal que yo tengo”.

Monseñor José Mario Bacci Trespalacios - crédito Luis Parra
Monseñor José Mario Bacci Trespalacios - crédito Luis Parra

Monseñor, de acuerdo con declaraciones entregadas por el padre Fagid al medio citado, le habría ofrecido quedarse en Santa Marta, siempre y cuando él pagara por su parroquia. Algo a lo que se niega rotundamente: “Resulta que después del 13 de diciembre me llama y me dice: Quiero que me entregues el cementerio. Y yo le dije: No, Monseñor, mientras yo no tenga destino, no me muevo de donde estoy. Tengo mi hoja de vida intachable y puedo exigir mi derecho pastoral porque no tengo ninguna investigación en curso, que me impida (llevar a cabo la eucaristía). Mientras yo no tenga destino yo no me muevo de donde estoy. Y eso lo entendió como una desobediencia y aquí estamos en lo que estamos hoy”.

Su último pronunciamiento fue: “Seguiré dando misa hasta que me saquen con orden judicial. Las misas en el cementerio siguen normales, siguen igual y seguimos ahí alimentándonos de la Palabra de Dios” y, al parecer, no hay fuerza en la tierra que logre convencerlo de lo contrario.

Decreto de suspensión eclesial - crédito Bahía Informativa
Decreto de suspensión eclesial - crédito Bahía Informativa

¿Quiénes heredan los bienes de los sacerdotes? Responde el bufete de abogados Navarro y Navarro

La Iglesia católica ha mantenido durante siglos la tradición del celibato clerical, una práctica que exige a los sacerdotes y religiosos la renuncia voluntaria al matrimonio y a cualquier actividad sexual como muestra de su entrega total hacia Dios y sus deberes eclesiásticos. Esta normativa, vista como un voto sagrado, busca asegurar la dedicación exclusiva de los clérigos al servicio religioso.

El celibato tiene sus orígenes en consideraciones tanto históricas como teológicas, enfocándose inicialmente en prevenir que los bienes de la Iglesia pasaran a manos de los descendientes de los sacerdotes, un aspecto de particular interés durante la Edad Media. Esta época estuvo marcada por la preocupación de que las riquezas y el poder eclesiásticos se acumularan en familias vinculadas al clero, poniendo en peligro la imparcialidad y el propósito espiritual de la Iglesia. Además, se creía que el celibato contribuía a mantener la pureza ritual de los religiosos.

En cuanto a la sucesión de los bienes de los clérigos fallecidos, las órdenes religiosas y las diócesis establecen sus propios protocolos y regulaciones. Estos pueden variar significativamente dependiendo de la institución y la jurisdicción en cuestión. Habitualmente, si un religioso muere sin haber dejado testamento, o sin especificar un reparto para sus pertenencias, se aplican las leyes civiles y canónicas para determinar la correspondiente distribución de herencia. En este contexto, los bienes pueden reverter a la propia orden religiosa o diócesis para financiar continuamente sus actividades y misiones de caridad, o bien, pasar a los familiares más cercanos del difunto, tales como padres, hermanos, sobrinos o primos, según lo estipulen las leyes de sucesión intestada del país correspondiente.

Este esquema de herencia destaca una estructura compleja que aborda tanto la preservación del legado eclesiástico como las preocupaciones legales y familiares de los religiosos, reflejando la intersección entre la doctrina de la Iglesia y las normativas civiles. Aunque las prácticas específicas pueden diferir, el principio subyacente permanece: asegurar que los bienes de los clérigos contribuyan al sostenimiento y la promoción de los valores y misiones de la Iglesia Católica tras su muerte.